Características generales
El Enterolobium contortisiliquum es un árbol nativo de América del Sur, notable por su gran porte, follaje frondoso y sus frutos en forma de espiral que recuerdan una oreja, lo que le ha valido el nombre común de “oreja de negro”. Es una especie caducifolia, de crecimiento rápido, que puede superar los 25 metros de altura, y destaca por su valor ecológico, ornamental y utilitario.
Origen y distribución
Originario de regiones subtropicales y tropicales de Sudamérica, se encuentra de forma natural en Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y el norte y centro de Argentina, especialmente en selvas en galería, montes ribereños y zonas de clima cálido-húmedo.
Descripción general
Árbol de copa amplia y ramificada, de tronco recto, cilíndrico, que puede alcanzar hasta 1 metro de diámetro. La corteza es grisácea a parda, con fisuras longitudinales. Posee raíces profundas y un sistema radicular capaz de mejorar la estructura del suelo.
Hojas
Las hojas son compuestas, bipinnadas, con numerosos pares de folíolos pequeños, ovales y opuestos. Presentan un color verde brillante, y caen durante los meses fríos. Su disposición favorece una buena captación de luz y sombra espaciada.
Flores
Las flores son pequeñas, de color blanco-amarillento, dispuestas en inflorescencias globosas. Son hermafroditas, con abundante néctar, lo que las convierte en atractivas para insectos polinizadores. Florece entre la primavera y el verano.
Frutos
Su fruto es una legumbre leñosa, aplanada y muy característica por su forma espiralada o retorcida, que recuerda una oreja humana. Mide entre 5 y 10 cm de diámetro. Durante la maduración, cambia del verde al marrón oscuro, y se mantiene colgante en el árbol por largo tiempo.Semillas
Las semillas son duras, de forma ovalada, de color marrón claro a oscuro. Poseen una cubierta muy resistente que requiere escarificación para favorecer la germinación. Su viabilidad puede mantenerse por años si se almacenan correctamente.
Curiosidades
El nombre contortisiliquum proviene del latín y alude a la forma retorcida del fruto (“contortus” = torcido; “siliqua” = vaina). En las culturas indígenas, el timbó también se relaciona con usos ceremoniales, y sus frutos han sido utilizados como instrumentos sonoros o decorativos.
Madera: liviana, blanda, fácil de trabajar. Se utiliza en carpintería rural, muebles, cajonería y revestimientos interiores. No es muy resistente a la intemperie.
Ornamental: por su follaje elegante y su porte imponente, se cultiva en plazas, parques y como árbol de sombra.
Medicina popular: en algunas regiones, partes del árbol se emplean en infusiones con fines digestivos o para aliviar inflamaciones.
Forraje y sombra: en zonas rurales se lo planta para dar sombra al ganado, aunque sus frutos pueden tener efectos narcóticos si se consumen en exceso.
Importancia ecológica
El timbó es clave en la regeneración de ambientes ribereños y selvas degradadas. Su follaje sirve de refugio para aves y sus flores atraen polinizadores. Además, mejora la fertilidad del suelo por su capacidad de fijar nitrógeno mediante simbiosis con bacterias del género Rhizobium.
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